Vía online se realizó ayer el seminario “Convivencia Escolar y Resolución de Conflictos”, impartido por la encargada nacional de convivencia escolar, Cristina Vega González, actividad online que contó con más de 100 estudiantes del curso Práctica Intermedia I, a quienes estuvo dirigida la actividad.
Durante esta dinámica organizada por la sección de orientación y que duró poco más de una hora, se abordaron temas como las políticas de convivencia escolar y distintos instrumentos y estrategias para las comunidades educativas, además de plantearse desafíos a corto plazo.
La exposición dio inicio con la bienvenida de la vicedecana, Dra. Carla Barría Cisterna, quien valoró la oportunidad de la exposición: “agradezco por aceptar esta invitación y colaboración, porque es fundamental que la Facultad de Educación con sus académicos y académicas que están desarrollando un área de trabajo como la orientación escolar genere lazos fraternos junto a una orientación y colaboración mutua con el ministerio y los académicos de nuestra facultad”.
La trabajadora social Cristina Vega introdujo su ponencia con el tránsito de políticas de convivencia y su evolución durante estos años, así como su consolidación legal y la revisión periódica de las políticas educacionales sobre convivencia escolar y detallando cada una de las reformas que ha tenido este proyecto educativo, estableciendo como inicio el 2002 hasta llegar a 2019, año en que se comienzan a orientar y fortalecer los procesos de enseñanza, aprendizaje y gestión de la convivencia escolar. Así mismo, Cristina Vega adelantó que ya se está trabajando en el proceso de actualización de la Política de Convivencia, que se espera esté listo para 2023 y que fortalezca al Ministerio de Educación.
Durante la sesión vía Zoom, la Encargada Nacional de Convivencia Escolar también planteó lo importante que es revisar los reglamentos internos de los establecimientos educacionales y enfocar su modernización hacia una sana convivencia escolar, la detección a tiempo de los problemas internos entre estudiantes, la perspectiva de género y la importancia de gestionar la convivencia desde lo pedagógico y lo institucional teniendo por delante la legitimidad de las normas contenidas en estos reglamentos.
Durante el seminario se recalcó, además, la importancia que tiene trabajar y realizar políticas educacionales manteniendo una noción de cooperación y colaboración multidisciplinaria y en conjunto, lo cual es fundamental para distribuir responsabilidades y construir nuevos conocimientos a pesar de perseguir fines particulares e independientes. La trabajadora social manifestó en la exposición que la importancia del trabajo mancomunado recae en permitir el enriquecimiento mutuo y transferir métodos de una disciplina a otra gracias a la expertiz de sus exponentes.
Diversas maneras de enfrentar los conflictos
La exponente plantea que el surgimiento de conflictos internos en la época escolar es natural debido a que en ella se desenvuelven personas con distintas edades, características, intereses y contextos culturales y sociales diferentes. Es por eso que cualquier tipo de arbitraje al respecto debe orientarse a buscar soluciones acordes al conflicto, no a la evitación o supresión de los mismos.
Cristina Vega ejemplifica escenarios de conflicto estableciendo que los extremos durante estas mediaciones son negativos para la resolución de problemas derivados de la convivencia, pues el exceso de preocupación por uno mismo o por el otro pueden derivar en prácticas que no facilitan que el conflicto pueda tener solución. Es así que conceptos como la competición, evitación y acomodamiento del problema deben ser reemplazados por el compromiso de las partes para ceder en sus argumentaciones, reconocer errores y evitar la escalada del problema.
De esta forma, se plantea que será mucho más simple reconocer los elementos del conflicto, aplicar modelos de intervención para el mismo y técnicas alternativas para su resolución, por lo que los futuros profesores deben tener en cuenta la importancia del desarrollo de competencias para que las pugnas entre estudiantes puedan resolverse de manera voluntaria por los involucrados, sin presionar ni obligar a evitar o esconder las causas que produjeron un enfrentamiento.