Titulada de Pedagogía en Educación Musical de la Facultad de Educación UdeC, Luciana Ortega Ortega fue la galardonada en la categoría de Educación Musical del Global Teacher Prize Chile 2024.
Luciana se destacó como una de los nueve finalistas del concurso, siendo la única representante de la región de Ñuble. Su selección fue el resultado de un riguroso proceso de revisión entre 216 postulaciones de profesores y profesoras de todo el país, donde sobresalió por su trabajo innovador y el impacto significativo que ha generado en su comunidad.
En ese contexto, la Facultad de Educación la recibió para felicitarla y entregarle un reconocimiento, acompañada por sus autoridades: la Decana, Dra. Carla Barría Cisterna; el Vicedecano, Mg. Oscar Herrera Gacitúa; la Secretaria Académica, Mg. Erika Díaz Bormann; la Encargada de Vinculación con el Medio, Monserrat Valdés Nieto; y el Jefe de Carrera de Pedagogía en Educación Musical, Mg. Raúl Almeida Álvarez.
Es así que, para la Decana de la Facultad, Dra. Carla Barría Cisterna, a nivel Facultad esto constituye un orgullo, “una satisfacción que una egresada nuestra, haya sido reconocida con este premio, con este galardón que entregan instituciones externas que reconocen el trabajo que ella está haciendo en el sistema educativo con niños, niñas y adolescentes. Significa que se está valorando la profesión docente y nuestra formación en la carrera de Pedagogía en Educación Musical”.
“Escuchábamos el testimonio, cómo lo hizo, qué es lo que está haciendo en el ejercicio de la profesión. y todos sus relatos indican que ella está poniendo en acción la disciplina, la pedagogía, pero también la tremenda vocación de servicio que tienen nuestros egresados y egresadas, y profesionales en la Universidad de Concepción. Eso es muy gratificante para todo el personal y la comunidad educativa de la Facultad de Educación” destacó Barría.
Una vida musical
Desde que tiene uso de razón, la música ha estado en su hogar, como algo fundamental, tan esencial como la comida diaria. “Hoy sigue siendo nuestro alimento, pero para el alma. Creo que esa concepción de la música y las artes permite al ser humano una formación integral, algo que ha sido clave para desarrollarme desde mi vocación” declaró Luciana Ortega.
Actualmente trabaja en el Instituto Santa María de San Carlos y con sus estudiantes utiliza repertorios variados que contemplan tanto canciones tradicionales como contemporáneas, adaptándose el enfoque según las características y motivaciones de sus alumnos y alumnas.
Durante la pandemia, la escasez de instrumentos la llevó a innovar con la creación de cotidiáfonos y a vincular la música con otras artes.
Su trabajo fue distinguido por su innovación y por su capacidad de adaptar el aprendizaje a condiciones complejas, como fue impartir clases en periodo de pandemia. Durante ese tiempo, la escasez de instrumentos la llevó a innovar con la creación de cotidiáfonos y a vincular la música con otras artes. Por ejemplo, en el taller de arpa moti´vó a sus alumnos a confeccionar un telar para aprender esta técnica musical desde sus casas.
Sobre la pasión por la música
El impacto de la música en la vida de las personas
La música tiene un impacto integral porque es un área que permite vincularse profundamente con las emociones. Esto la diferencia de otras disciplinas. Al conectarnos con nuestras emociones, el ser humano se siente visible, valorado, tanto por lo que piensa como por lo que siente. Las ideas personales son tan válidas como cualquier conocimiento ya establecido en otras áreas. Desde este plano, podemos decir que cada ser humano es como un lienzo por pintar, y esa obra dependerá enteramente de él como individuo.
Sobre los desafíos durante la pandemia
Durante la pandemia, todos los docentes enfrentamos una situación compleja que no estaba prevista. Tuvimos que reinventarnos en nuestro quehacer pedagógico con las herramientas disponibles.
En mi caso, recién llegaba a trabajar a un colegio nuevo y llevaba menos de un año allí. No contábamos con suficientes instrumentos musicales para los estudiantes, ni era viable facilitarlos para que se los llevaran a casa. Tuve que recurrir al ingenio, buscando qué elementos teníamos a mano para hacer música. Así, los niños usaron tapas de ollas, ralladores viejos y otros objetos cotidianos para crear música.
El mayor desafío fue continuar con un taller de arpas que había iniciado el año anterior, donde trabajaba solo con mi propio instrumento. Con las clases remotas, no era posible llevar arpas a cada estudiante, por lo que me reinventé. Pensé en qué objeto se asemejaba a un arpa, y se me ocurrió pedirles que usaran telares. En la zona de Ñuble, muchas familias tienen telares pequeños porque las abuelitas y mamás suelen tejer. Gracias a esto, trabajamos la técnica, la destreza y la motricidad de las manos.
Cuando volvimos a las clases presenciales, el avance fue evidente. No fue tiempo perdido; al contrario, lo aprovechamos para perfeccionar la técnica.
El nacimiento de «Arpas de Ñuble»
Del taller de arpas surgió «Arpas de Ñuble». Al principio, no estaba planificado este enfoque, pero surgió de forma espontánea. Al practicar con un solo instrumento para cuatro niños, aprendimos a ensamblarnos. Cuando logramos contar con más arpas, cada alumno pudo tener su propio instrumento, y así replicamos lo que habíamos trabajado.
Con el tiempo, empezamos a presentarnos en distintos escenarios, hasta que llegó la invitación a participar en los Juegos ODESUR en Paraguay. En ese momento, nuestra propuesta artística tomó un nuevo sentido, consolidándonos como el ensamble «Arpas de Ñuble».
Sobre el premio recibido
Fueron tres las categorías con tres finalistas por cada una: Educación Integral, Educación Musical y Educación de Párvulos
Recibir este premio es una gran alegría, ya que representa a tantos docentes de nuestro país que trabajan con pocos recursos y a puro esfuerzo. A pesar de las dificultades, contamos con un recurso invaluable: nuestra vocación. Además, están los estudiantes, quienes son el material en bruto que podemos pulir con dedicación y creatividad.
Este reconocimiento pone en valor no solo mi labor docente, sino también el trabajo conjunto con los estudiantes y sus familias. Muchas familias apuestan por la música, y ese compromiso merece ser visibilizado. Espero que este premio no solo resalte mi labor pedagógica, sino que también trascienda y ponga en valor la educación musical a nivel nacional e internacional, destacando su importancia en el desarrollo integral del ser humano.