El académico, investigador de la Universidad Autónoma de Barcelona, España, y especialista en gestión de incidentes críticos en establecimientos educacionales, visitó la Región invitado por el Centro de Liderazgo de la Facultad de Educación de nuestra Universidad para entregar su perspectiva a directores de recintos escolares. Dentro de su estadía realizó docencia a los alumnos de nuestro Programa de Doctorado, se reunió con el equipo investigador del centro de Liderazgo y dictó un seminario destinado a directivos de establecimientos educacionales de la Región.
DIAGNÓSTICO
Al momento de referirse a las principales causas que detonan los conflictos entre alumnos, Monereo manifestó que estas son de carácter interno y no por factores externos a los recintos académicos.
«La fuente máxima de conflicto son aquellos alumnos que tienen necesidades educativas especiales vinculadas a problemáticas con el aprendizaje, pero sobre todo alumnos disruptivos que alborotan y no permiten que la dinámica de la clase se realice normalmente. Esto tiene consecuencias en denuncias para el centro respecto a la violencia entre pares», analizó, en alusión al 62% de denuncias concentradas entre maltrato físico entre estudiantes.
«También detectamos, en cuanto a los apoderados, que tiene que ver con el bullying y acoso escolar, que muchas veces puede ser real como ficticio, donde pueden llegar a herirse a sí mismos, dando la impresión de lo contrario. Los padres no aceptan los informes sobre el comportamiento del hijo, produciendo una tensión constante», agregó el experto español.
SOLUCIONES
Para Carles Monereo las posibilidades de resolver conflictos radica tanto en las estructuras institucionales como también en la propia habilidad de quienes dirigen los establecimientos educacionales. «Estos centros que cuentan con planes institucionales funcionan de mejor manera y no se dedican sólo a apagar fuegos, casos que van saliendo en el camino. Manejo de protocolos para cada aspecto, por ejemplo, para solucionar el acoso escolar, es clave para el crecimiento», detalló.
«También es clave el entrenamiento con que cuente el propio director. Cuando alguien entra a su oficina con un problema; eso requiere un entrenamiento especial más personal. Hay que evitar alternativas como agraviar a los profesores, no ponerse a la misma altura de quienes son más agresivos. Otras tienen que ver con el afrontamiento puntual de situaciones complejas, como cuando un alumno, docente o apoderado se pone a llorar o se descontrola», añadió, detallando que para esas situaciones se propone la formación a través de dramatizaciones, donde los directores pueden conocer cómo reaccionarían ante estos casos.
Respecto a la cercanía o distancia que un director de establecimiento debe tener con el resto de la comunidad, Monereo afirmó que esta debe mantenerse en un punto «donde puedes ser alguien cercano, pero a la vez marcando siempre la autoridad y el rol que tienen los directores».
Finalmente, el académico español detalló que el rol mediador, manifestado como una alternativa válida por las autoridades chilenas para disminuir las cifras, puede ser clave en la resolución de conflictos siempre y cuando ese rol sea bien entendido.
«La decisión final siempre debe ser del director para resolver los conflictos, pero antes de ello es clave intentar primero que los iguales lleguen a acuerdo», cerró.