Como ya es tradicional, en el marco del Aniversario n° 96 de la Universidad de Concepción, se otorgó un reconocimiento a los funcionarios por su trayectoria. En este contexto, la Dra. Norma Cárdenas y el Encargado de los Laboratorios de Computación, Ricardo Urrutia, fueron galardonados por haber cumplido 25 años junto a nosotros.
Tuvimos la oportunidad de conversar con Ricardo Urrutia sobre este acontecimiento y esto fue lo que nos comentó:
¿Cómo fue que llegó a trabajar en nuestra facultad?
Llegué a la Universidad de Concepción a hacer mi práctica como técnico informático. Tenía 21 años, por lo que podría decirse que éste ha sido mi único trabajo.
¿Qué es lo que más le gusta de trabajar en la Facultad de Educación?
Lo mejor es algo que yo valoro mucho y que aprendí acá: la gran mayoría de quienes trabajamos en la Facultad sabemos separar lo laboral de la amistad. Me daba cuenta que a veces había discusiones muy acaloradas, pero al rato veía a las mismas personas riéndose tomando un café. Eso es muy agradable, porque por un lado uno se da cuenta de que nos apasiona nuestro trabajo, y por otro, que hay gran calidad humana, que se valora mucho a la otra persona.
¿Cuáles son los cambios más importantes que ha visto durante estos 25 años?
Los cambios más importantes que he visto, sobre todo porque trabajo en eso, son los cambios tecnológicos. La Facultad se ha ido adaptando muy rápidamente, dentro de sus posibilidades, a todos los avances, con tal de entregar a los estudiantes las mejores herramientas para hacer más eficiente su formación. Además, he visto cómo se han escuchado las demandas de los alumnos, porque si bien siempre quieren un poco más –que me parece algo positivo – tienen un laboratorio administrado absolutamente por ellos, algo que no sé si se da en otras carreras, por nombrar un ejemplo del área que me atañe.
Por último, ¿qué le parece este reconocimiento?
Me llena de orgullo, me parece muy positivo que se reconozca la labor por la trayectoria. También me hace reflexionar acerca de lo rápido que transcurre el tiempo; sin darme cuenta ya son 25 años.